lunes, 5 de enero de 2015
ENTRE EL OLVIDO Y LA
DESESPERANZA
Finalizó el año 2014, y también
la administración edil que dirigió el ex alcalde JeinerJulón. Lamentablemente
para Chota y los chotanos, luego de cuatros años de gobierno, el balance es
nefasto. Como lo afirmamos en anteriores oportunidades, cada gestión municipal
que concluye, por lo único que se les recordará, es por haber sido peor autoridad
que la anterior. Así de simple y de trágico para nosotros. Una pujante ciudad
queda destruida, abandonada y caótica. Los que se van, unos son los nuevos
ricos y otros acumularon más fortuna de la que ya ostentaban.
A pesar de los suculentos
presupuestos no se solucionó el problema del agua, Chota posee innumerables
fuentes de este líquido elemento, pero la ineficiencia y la corrupción lo
obviaron. La infraestructura vial de la ciudad está arruinada, el ingreso por
cualquiera de los accesos es calamitoso, pero es la avenida principal que nos permite
la salida a costa la que nos causa mayor vergüenza con los visitantes. Llena de
huecos, como si hubiera sido bombardeada. Lo que obliga a los conductores hacer
maniobras muchas veces imprudentes. El crecimiento sin orden ni planificación
es otro aspecto dejado al azar, las nuevas calles (angostitas para ganar
espacio comercial) se abren según el gusto de los propietarios de los terrenos.
No se piensa a largo plazo.
Jamás se intentó solucionar el
problema del comercio ambulatorio. Calles que han sido tomadas por ambulantes
con la anuencia municipal y que las han convertido en prósperas tiendas. Y para
completar este mapa infortunado, los conductores de las mototaxis también
reinan en este caos. Circulan por la plaza de armas (lo que debería estar
prohibido), no respetan ninguna regla de tránsito. ¿Cuál fue entonces la gran
obra del señor Julón? Claro, la residencia que se construyó utilizando
volquetes del municipio, y su fuga, costosa fuga para no ser atrapado por la
policía, y no enfrentar la justicia por los delitos cometidos cuando fue
alcalde de Tacabamba.
Sin embargo, el cambio de gestión
sólo augura más sombras. Un alcalde electo con votos prostituidos, con
millonaria inversión, con sospechosas obras ejecutadas por empresas ligadas a
su familia y dadas por el gobierno regional, con un equipo de acompañantes de
antecedentes muy conocidos y que ya entraron en disputas. La esperanza está
jodida. Sólo se ha cambiado mocos por babas. Chota subsiste entre el olvido y
la desesperanza.
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