sábado, 27 de septiembre de 2014

LA DIGNIDAD NO TIENE ESPERANZA

Nuestro país no sólo es un país fracturado y frustrado, sino, como lo afirma sabia y dolorosamente Gonzales Prada, “El Perú es un organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota el pus.” Somos un país derrotado. Y no por los siglos de colonialismo español, porque ahí están vivos la cultura, el arte e idiomas originarios. No la cruenta Guerra del Pacífico y otras cuantas más que perdimos con diligencia y sin aspavientos,incluidos territorios, porque aún somos. Menos las insurrecciones de los sesentas y posteriormente las de los ochentas, violentas, mesiánicas, política y sociológicamente explicables del MRTA y Sendero Luminoso. 

No nos aniquilaron de un balazo ni a traición. Fue de frente, mirándole el rostro al perpetrador. Pasmosamente lento y con nuestra complacencia. Día a día, año a año, de generación en generación. Así fueron torciendo imperturbablemente nuestro aliento de pueblo. Ese orgullo de descendientes briosos. No tuvieron prisa. Tampoco compasión. Lo que no hizo el coloniaje, la república, esa república aristocrática que debería salvarnos y luego la de los de patanes y mafiosos que gobiernan hasta hoy, terminó su abyecto trabajo de sumirnos en la más ignominiosa de las sombras. Ahora, casi sin esperanzas, sólo esperamos lo peor: un indigno entierro en fosa común. O el milagro de un abrupto despertar nacional. Lo poco que subsista de dignidad y rebeldía en los agonizantes, se subleve e intente salvar este país del sudario.

La expresión más cruel de esta derrota es lo que la prensa de los triunfadores nos muestra, el resultado final de su obra maestra. Ese espejo en el que nos miramos ya sin rubor. El 50% de electores votaría por “un candidato que roba, pero hace obra”. Un presidente preso por ladrón y asesino, pero que su ilustre heredera y colaboradora puede ser la futura presidenta de este absurdo nacional. Otro megalómano que apela a sus malas artes en un poder judicial partidario para evitar ser investigado por enésima vez sobre sus tropelías presidenciales y que aspira a gobernar una tercera vez. Elecciones que se pierden no en las ánforas si no cuando los elegidos se instalan en el sillón de Pizarro traicionando sus promesas. Camaleónicos políticos de pacotilla, felones, narcos, ladrones, empresarios mafiosos instalados impúdicamente en todo el aparato estatal para engullirlo.

Chota, esa extremidad serrana igualmente corroída por este germen anaerobio que la ha convertido en disoluta, recibe con complacencia el regreso de un corrupto, el mismo alcalde que fuera sentenciado, pero luego sospechosamente revivido por el mismo poder judicial que salva al reincidente Alan García. Nadie abre la boca para bostezar su pasmo (salvo este semanario modesto pero implacable). Además, la población se apresta a elegir sin remilgos al nuevo alcalde que trae un equipaje lleno de trucos y fechorías de sus antecesores, ese herencia tan republicana y muy, muy corrupta. De norte a sur, de este a oeste, la dignidad no tiene esperanza en este país prostituido por la mala leche de los que siempre gobiernan. Salvo, digo, salvo, como lo manifesté líneas arriba, despertemos y nos revelemos apelando a esa pizca de indignación que sobrevive aún en nuestra humanidad. Si no, estamos condenados a pervivir miserablemente en este oleaje de pus que estos señores fabricaron con nuestra mano de obra gratuita y la más dócil de las aquiescencias.


sábado, 13 de septiembre de 2014

CHOTA MIRANDO AL FUTURO (I)

Chota no podrá mirar el futuro con optimismo si no es capaz de comprender su pasado y analizar su presente lleno de indolencias y retraso. Carece, por la mala gestión de las autoridades, de muchos aspectos fundamentales que toda ciudad con su fortaleza debe contar. Muestra, además, una dinámica de crecimiento incontrolable por el sostenido proceso de migración del campo a la ciudad y de los distritos hacia la capital. Este hecho plantea nuevos retos a los gobernantes y, principalmente, solucionar aquellos que nunca fueron resueltos. Peor aún, ejecutaron obras de pésima calidad, mintieron a la población y se robaron el dinero. Aquí parte de su enredado vía crucis.

PLANIFICACIÓN. Es urgente ordenar el desmesurado y caótico crecimiento de la ciudad. No existe un plan que mire y se proyecte al futuro conun mínimo veinte años. El que hubo fue encarpetado, olvidado y jamás ejecutado. Crece a la deriva, en desorden y sin rumbo. Las nuevas calles y urbanizaciones aparecen de acuerdo a la voluntad de los propietarios de los terrenos: No se han diseñado nuevas avenidas amplias que expresen el desarrollo de una urbe moderna y que descongestione el intrincado desconcierto de ahora. Chota se está convirtiendo en un laberinto inmanejable. Reordenar el comercio ambulatorio y el tránsito requiere de medidas firmes y soluciones inteligentes, a la vez urgentes.

INFRAESTRUCTURA. Solucionar la carencia de agua en una zona de abunda ésta será, por los antecedentes nefastos, un gesto de honor y sentido de humanidad. No es posible que un pueblo cuyo territorio cuenta con innumerables fuentes de agua, agonice por carencia de la misma. Las pésimas obras realizadas anteriormente son la expresión vergonzosa de esta situación. Además, la rápida expansión urbana y el aumento de la densidad poblacional agudizan día a día este rompecabezas. Mejorar calles, construir parques, áreas deportivas y espacios verdes son vitales para una existencia saludable y armoniosa. Urge un terrapuerto que concentre y reordene el transporte interdistrital e interprovincial. Mejorar y construir nuevas trochas carrozables hacia las comunidades y brindarles todos los servicios necesarios: educación, salud, comercio, etc. Esto mitigará en parte en creciente proceso migratorio interno.


EDUCACIÓN Y CULTURA. Chota cuenta que una universidad que debe acreditarse para seguir funcionando. Carecemos de un museo o museos que reflejen los diferentes aspectos de nuestro pasado y de nuestro estilo de vida y costumbres. Además, que ayude a preservar actividades originarias amenazadas y que van desapareciendo por el rápido cambio en los modos de vida. Las tejedoras, el teñido con plantas, etc. Un pueblo con excelentes artistas e intelectuales merece reflejar tangiblemente su identidad. En una segunda parte continuaremos explicando la compleja y olvidada problemática de Chota con la esperanza que los candidatos se interesen alguna vez en esta penosa realidad y la discutan y, por fin, planteen soluciones en vez de andar comprando votos de la manera más infamante.