EL Movimiento por la Amnistía General y Derechos Fundamentales (MOVADEF) tiene definida su estrategia. O buscar su inscripción como partido formal y lograr espacios políticos importantes que le permita difundir su ideología y captar más simpatizantes. O, tal como sucedió, ser rechazada su participación formal y dejar sentado que este sistema, que rechaza la violencia, no los deja participar pacíficamente bajo las reglas establecidas. Entonces se preguntarían en voz alta ¿Qué desean?
Lamentablemente esta democracia es tan inmadura e imperfecta que no tiene, como el MOVADEF, clara sus reglas ni sólidos sus objetivos. La disyuntiva es elemental pero el razonamiento profuso. Este movimiento es un organismo de fachada de Sendero Luminoso, por lo tanto violentista y anti sistema que quiere aprovecharse de sus debilidades para petardearlo y a partir de allí ejercer su visión particular de la política. Ergo denegarle su participación legal en una opción legítima de la democracia.
Por otro lado podríamos aseverar que aceptarlos formalmente en nuestra vida política sería una posibilidad de llevarlos a un fecundo debate ideológico y político de esclarecimiento. Así no nos ruborizaríamos cuando a los jóvenes les preguntan por Abimael y sus crímenes y ellos muestran desconocimiento y desinterés. También de evitar victimizarse al alegar haber sido marginados y obligados a continuar petardeando la aparente calma nacional. No nos sorprenderíamos hipócritamente cuando vemos en la televisión salir a chicos enarbolando los principios del MOVADEF.
El tema es complejo y el sistema débil y secuestrado como diría Saramago. Si este movimiento, extensión legal de Sendero Luminoso es un peligro, también lo son los grupos de poder económico quienes se han apropiado de la democracia y el estado como empresas suyas. Estos señores representados por DBA (derecha bruta y achorada) y sus canales de televisión, periódicos y otros medios implementan campañas infames para demoler a quienes, dentro de las reglas democráticas, quieran fraguar un poco de justicia social. Corrompen el alma nacional sin escrúpulos. Y si no lo logran, poseen otros mecanismos no menos inmorales para continuar en el poder y torcer voluntades. Lo de Ollanta es un exquisito ejemplo.
Al MOVADEF casi le da lo mismo estar fuera o dentro del sistema formal. Ellos van a seguir haciendo política a su particular estilo. Lo han hecho por mucho tiempo sin perturbarse. Y el pedir amnistía general para todos los asesinos como una forma de reconciliación, es unirse al otro extremo de la tenaza. El fujimorismo y los militares implicados en crímenes de lesa humanidad que también lo claman a gritos. Coincidentemente, todos ellos hicieron del país un colosal tanatorio y ahora quieren olvido. Recordemos que las masacres más cobardes contra peruanos indefensos esencialmente quechua hablantes lo realizaron las huestes de Abimael Guzmán y las Fuerzas Armadas que deberían irónicamente defenderlos.
Lucanamarca y Putis cara y sello de una misma tragedia.
MOVADEF: POR ANGAS Y POR MANGAS