sábado, 14 de julio de 2012
NECESARIAS PREGUNTAS
¿Fue inevitable que se asesinaran
a cinco peruanos para que el Ejecutivo obstinado, torpe y mendaz por fin diera
muestras de querer escuchar los argumentos de la protesta cajamarquina. Asediar
a la población militarizando la región, ningunear sus reclamos de la manera más
ofensiva, perseguir y encarcelar a sus dirigentes acusándolos de hacer lo que
antes era el modus operandis de Ollanta, para que ese supuesto discurso
apodíctico del presidente y su reluctante premier ceda ante lo evidente?
¿Es necesario tanto desprecio de
la prensa limeña, representante de los grupos de poder económico y heredera de
la bazofia fujimorista, que usan sus medios como puñales para rematar la lucha
de un pueblo o en todo caso embestirla ferozmente faltando groseramente a la
verdad con sus invectivas. Llegando a la trágica estupidez (típica de Martha
Chávez) de deslizar la idea que las muertes fueron causadas por los mismos
manifestantes cuando todo demuestra fueron por fusiles del ejército. Es necesaria
tanta inquina hacia los pobres de esta maquinaria mediática que sin embargo
apela a la libertad de expresión como estandarte cada vez que se siente
amenazada?
¿Acaso no es legítimo que los
cajamarquinos y el país entero desconfíen de Yanacocha, empresa que ganó un
juicio a otra de origen francés con la ayuda de Montesinos. Que no tiene
licencia social. Que construyó el reservorio de San José que está vacío y por
lo tanto inútil. Que derramó mercurio en Choropampa y cuyos efectos radioactivos
lo padecen los habitantes humildes de ese pueblo ante la indiferencia casi
impúdica de la trasnacional. Que ha pagado empresas para perseguir y espiar a
los ambientalistas y que, además, hay por investigar sospechosas muertes de
dirigentes opuestos a sus proyectos. Y en el colmo de la arrogancia empieza a
operar sin rubor en pleno conflicto?
Reservorio de San José inútil por falta de agua |
¿Es admisible el silencio ominoso
de un congreso que evade la investigación de las muertes en Celendín y
Cajamarca, aceptando la tesis que los muertos se dispararon entre ellos o que,
para defender la democracia de los ricos, debemos olvidar que ya van diecisiete
caídos en once meses y hay familiares que claman justicia. Que niegan que la
lucha defendiendo el agua en Cajamarca lleva muchos años, antes que aparezcan
Gregorio Santos y Wilfredo Saavedra. En tanto un inefable Cipriani utiliza el
púlpito como un parapeto de francotirador para atacar y vociferar contra todo
lo se oponga a Conga o proponga el diálogo como alternativa?
¿S i Conga no va, la inversión
extranjera calculada en 50,000 millones de dólares se esfumará como por arte de
magia dejándonos en una terrible orfandad, si consideramos que durante el
gobierno de García apenas se logró 10,000 millones de inversión. Cuando existen
tantos proyectos viables que están en espera. No han utilizado siempre este manoseado
argumento para permitir todas las iniquidades de las trasnacionales y sus
socios limeños. Acaso el referéndum en Tambogrande que optó por el no
a la minería o la paralización en el sur de Tía María ahuyentó los capitales
extranjeros ávidos de nuestros minerales.
Finalmente ¿Qué podemos esperar
de un presidente que alimentó el sueño de los desposeídos y fue
transitoriamente la pesadilla de los poderosos, y que su primer acto en la gran
transformación que pregonó fue irse a ribera de los que lo despreciaban y hoy
lo adulan. Con qué altura moral mirará a los cajamarquinos a quienes en sus
plazas les dijo que “el oro no se come”
y ahora tiene la estulticia de proclamar que “antes se oponían a la minería, ahora se oponen al agua”.
Esperemos que nuestro paisano el
monseñor Miguel Cabrejos y el padre Gastón
Garatea, ambos con altísimas credenciales morales y humanas obren el milagro
que el país demanda con urgencia.
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