sábado, 22 de octubre de 2011

La lucha contra la corrupción es y será para el gobierno del presidente Humala una de sus más caras promesas y el escollo más espinoso de sortear. Primero, porque no tiene una política anticorrupción organizada y definida, sólo señales y atisbos de buenos propósitos. Segundo, porque no sólo se trata de combatir los delitos de los que gobernaron y de los contrarios, si no también de los que están en casa sentados a su costado. Y estos son los más embarazosos.

El escándalo del Vicepresidente Chehade, quien presuntamente intervino ante los mandos policiales para realizar un desalojo en la Empresa Andahuasi para favorecer al grupo económico Wong, manejada momentáneamente por los trabajadores y con muchos procesos en curso por irregularidades en las ventas de las acciones, nos indica el camino contrario a la prédica presidencial tomado por algunos de sus cercanos colaboradores.

El caso acá es aún más complicado para el presidente, Chehade fue su abogado defensor en el proceso Madre Mía y una persona de mucha confianza política. Y aunque inicialmente parte de la bancada apoyó al vicepresidente y el premier Lerner afirmó que no blindarán a nadie que cometa actos inmorales, el silencio de Humala fue roto tras el twitter teledirigido por la primera dama Nadine Heredia "Tan difícil es caminar derecho??!!".

El mutismo presidencial puede ser explicable por varias razones. Que haya pensado legítimamente que la denuncia contra Chehade sea una maniobra de venganza de los generales desaforados en la purga. Que el presidente necesite documentarse para poder asumir una postura. Y finalmente, como no hay una política anticorrupción que los oriente y encauce, espere que los reflejos le funcionen si es que los asesores fallan. Entonces hablará y será lo más escueto pero insuficiente. Como así ha sucedido.

No será el primer caso complicado que someterá a prueba la voluntad profiláctica del presidente. Tiene en su bancada una lista de parlamentarios que afrentan el sentido común y a los que se les debe levantar la inmunidad junto a otros más para ser investigados y procesados. Existen decretos de ministro de agricultura, quien ahora para avalar el ingreso de los transgénicos hace piruetas y va en sentido contrapuesto a las promesas que hizo cuando era dirigente agrario. Y también contra la palabra empeñada de Humala que se comprometió con los agricultores a no permitir el ingreso de los transgénicos al país.

Quizás le estemos exigiendo demasiado a un gobierno tierno que se ha implementado con la intención de aplacar las angustiantes demandas sociales y las iras de la derecha. Pero si en algo tiene que ser implacable es en la lucha contra la corrupción. No basta con apoyar la investigación fiscal porque ya sabemos como se maneja lamentablemente la justicia en el país. Tiene que haber una política clara, una postura gubernamental y un gesto firme de líder. Esto evitará que el presidente no calle o titubee ante otros posibles casos de corrupción de sus allegados o camaradas. El país lo requiere con urgencia para que no se repita la lúgubre historia nacional.


 

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