sábado, 18 de septiembre de 2010

Luego de la campaña asquerosa contra Susana Villarán, que sólo sirvió para catapultarla, y las alabanzas a Lourdes Nano que la frenaron en seco, sin dejar de mencionar los luluaudios que de algo van a servir tácticamente para ambas, los estrategas de la derecha parecen haberse resignado y entendido que es preferible que no venza su candidata a pesar de la desazón notoria en ella y la desesperación de sus cercanos por alterar las cifras. La explicación es simple.

Es cierto que la debacle Kouri permitió la remontada de la candidata de Fuerza Social, pero fueron fundamentalmente sus atributos personales, su sencillez para comunicarse, su impecable hoja de vida y el haber sido la impulsadora del vaso de leche en la gestión de Alfonso Barrantes, sus mejores activos políticos que la diferenciaron de los demás candidatos con los que estaba en el sótano de las encuestas. Si no ¿por qué los otros también no mejoraron sustantivamente sus expectativas?

Si Susana no gana, idea que me tienta, tampoco perderá. Al contrario, y esto es lo que temen fujimoristas, apristas y sus análogos ideológicos, le queda un amplio y brillante camino: ser candidata a la Presidencia de la República como un alternativa democrática, ecologista y popular. La imagen proyectada le permitiría una rápida ascensión en todo el país.

El primer inmolado de esta posibilidad sería Ollanta, a quién le pelearía el espacio político y las preferencias del voto de izquierda y afines. No olvidemos que Humala ha sido satanizado sistemáticamente y por más que se remoce poco cambiará la imagen de violentista que le han elaborado. La alternativa Susana podría activar entusiasmos y encauzar otra opción popular que no encontraban en el ex comandante.

Luego podría ser la misma Keiko quién acopia una alta intención de voto femenino, este voto por género puede virar hacia Susana por su decencia y honradez a prueba de periodistas inmundos, algo con lo que la fujimorista no cuenta por su oscuro pasado y presente. Sin contar con algunos bolsones populares que podrían hacer lo mismo. A Castañeda le batallaría el voto fuera de Lima. Hasta el mismo Toledo sufriría los estragos de esta tromba.

Y como ya no existe el voto ideológico, la decisión de elegir tiene mucho que ver con la personalidad del candidato, su capacidad para comunicarse, su carisma, el papel de la prensa que en la mayoría de las elecciones es el poder fáctico de los empresarios para apoyar sus representantes y vilipendiar a los otros. En estas condiciones Susana tiene las mejores armas para embanderarse. Si esperábamos un outsider, allí la tenemos. Esperemos que no gane las municipales para que se materialice.

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