domingo, 12 de septiembre de 2010

El descenso de Lourdes Flores en las encuestas y el alza sostenida de Susana Villarán marcan el ritmo, casi cardiaco para la candidata pepecista, de los últimos días. Y toda gracias a la aversión sin límites y las mentiras sistemáticas que excreta la prensa de la derecha jurel, curioso mote a cargo de la pluma del periodista y escritor Eloy Jáuregui.

Si Villarán gana, Aldo Mariátegui y Fritz Du Bois, estos directores jureles de los diarios Correo y Perú 21, serán en parte los responsables, porque ambos insistentemente han realizado un excelente trabajo de ennoblecer la imagen de la candidata de izquierda a punta de infamias y de intentar causar pánico en la población ligándola a los movimientos subversivos. Como reza el dicho, el tiro les salió por la culata.

Mientras Lourdes Flores parece haber cambiado de estrategia y desistir de la nueva dicotomía que frente a Susana Villarán no le ha dado resultados, y hoy aparece más amable frente a su contendora y los besos van y vienen cono en telenovela, estos dos directosaurios de la prensa más conservadora y deshonrosa no pierden la oportunidad para destilar sus miasmas macartistas contra todo lo que suene a popular. Falta poco para que digan que Villarán era mando militar senderista en Ayacucho.

Sin embargo estos señores no han dicho absolutamente nada del ardid que el gobierno (impulsados por los fujimoristas Rafael Rey y Luis Giampietri) han cocinado en los famosos decretos Colina en los que a toda costa buscan exonerar de culpas nada menos que a criminales violadores de derechos humanos. Norma que colisiona con los tratados internacionales donde se precisa que para estos casos no hay prescripción.

Esta norma, a la que nuestros dos lenguaraces directores aplauden hasta el paroxismo, abre las puertas a criminales que asesinaron a inocentes, y potencialmente al mismo presidente y su vicepresidente de marras quienes tienen juicios pendientes por los crímenes del Frontón y otros.

Nuestros insignes jureles también hicieron mutis junto al resto de la prensa (salvo el semanario Hildebrant en sus Trece) cuando Alan García les pidió no divulgar una vergonzosa conversación que sostuvo con Jaime Ravinet Ministro de Defensa de Chile y que en ese país suscitó gran controversia. Allí habló de su saludable relación con el ex dictador Pinochet, la necesidad de crear un eje del bien Lima-Santiago-Bogotá para neutralizar la influencia de Chávez en América Latina, y lo más escandaloso, afirmó que los tanques chinos a los que les tiró flores en los momentos de la negociación, no eran en realidad de buena calidad.

Increíble. Casi todos callaron. En tanto estos periodistas jureles, duchos en la práctica fuji-montesista de liquidar adversarios con la prensa a sueldo, seguirán haciendo de las suyas las semanas que quedan para satanizar la figura de Susana Villarán, ayudándola en su torpe intento a encumbrarla y hacerla más reconocida, y posiblemente de colocarla en el sillón Municipal de Lima.

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