sábado, 29 de enero de 2011

La historia, aún con otras sabrosuras, vuelve a repetirse. Todavía recordamos la práctica sibilina y pútrida que implementó el fujimorato a través de su más eficiente operador Montesinos en aquella salita del SIN. Allí se compraban congresistas, se negociaban juicios, se sobornaban canales de TV y radioemisoras, se alineaban generales, se planificaban homicidios y todo aquello ilegal y escabroso que necesitaba el déspota para subsistir.

Ahora y gracias a las facilidades que le da don Alan García, el reo Alberto Fujimori hace lo mismo en su departamento de la dorada cárcel de la DIROES. Organiza la campaña de su primogénita Keiko, decide los miles de soles que abonarán como cupo para los que aspiran a postular, los extorsiona vendiéndoles polos y otros trebejos, resuelve quién va o no en las listas. Todo un factótum y pensar que decían sus seguidores que este don era sólo de su socio Montesinos.

Esto explica el sinnúmero de sinvergüenzas aceptados en las listas parlamentarias de Fuerza 2011. El que fue seguridad de Montesinos, otro defensor de violadores de derechos humanos y pro nazi, uno más por la matanza del Frontón, su enfermera personal, un rematador de tierras del estado y tantos más con juicios pendientes desesperados por la inmunidad que los proteja. La condición: aportar bastante dinero y sumisión absoluta al capo de la mafia.

Este sistema de atestar listas por subasta, práctica patentada por Fujimori y que hoy pone en circulación una vez más sin recato alguno, es una de las causas para tener congresos tan pobres moralmente y tan empequeñecidos intelectualmente. Sólo así aseguran bancadas sumisas, pobres chicheñó incapaces de discernir sin la venia del cabecilla. Lamentablemente otros movimientos y partidos políticos han implementado con diligencia esta nauseabunda forma de escoger.

Las explicaciones que esgrime la heredera Keiko son de las más risibles. A este paso su padre, incapaz de organizar una lista decente porque es incapaz de serlo por su naturaleza infecta, se está convirtiendo en su principal escollo. No hay manera de justificar a esa fauna mugrienta que con desesperación trata de hacerse nuevamente del poder para envilecer otro tanto a la política y saquear al país.





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