LA MIGRAÑA DE ACUÑA

A estas alturas César Acuña Peralta debe estar aplicándose un contra suelazo más. Alianza Para el Progreso, el partido que fundara y tuviera un sorprendente éxito en las últimas elecciones triunfando gracias a la gran inversión hecha y al voto anti aprista, corre el riesgo de no rebasar la valla electoral.

Y es que Kuczynski, el candidato de Alianza para el Gran Cambio, organización que formaron junto al pastor Humberto Lay, el multifuncional Yehude Simon, la siempre derrotada Lourdes Flores, no hecha fuegos como calcularon y apenas, según alguna encuesta, roza con suerte el 5%. Tremendo malestar para un empresario que en las últimas elecciones tuvo una gran victoria y quizás, participando sólo con su agrupación, hubiera tenido la oportunidad de alcanzar algunos escaños en el norte, muchos del clan Acuña Peralta como los Fujimori.

La clave para la ausencia de una explosión popular que despuntara a su candidato, es que éste por un lado trasmite la imagen de un empresario agringado que tiene serios problemas de comunicación con el pueblo, y porque la consorcio que constituyeron es uno más de esos pactos espurios de intereses políticos eventuales. Un colosal sancochado que nadie descifra.

Quizás hubiera sido el momento propicio de medir su crecimiento y fuerza real compitiendo sólo con listas parlamentarias, como ya lo señalan algunas voces Apepistas, porque la decisión de formar parte de ese folclórico pandemónium y salir derrotado puede ser lo más cercano a un harakiri (debe saber con ironía que Hitler se suicidó con una PPK). Esto demuestra que el votante para una elección municipal y regional no es el mismo que para una elección presidencial. Los votos no son endosables.

En tanto el resto de candidatos exhiben lo peor de sus miserias en una campaña repugnante, César Acuña Peralta atacado por una intempestiva migraña producto de su compromiso inservible con PPK, anda haciendo y diciendo lo insostenible con tal de no sucumbir en medio de este desbarajuste que el entusiastamente impulsó.