sábado, 12 de mayo de 2012

VRAE ¿Y DÓNDE ESTÁ EL ESTADO?


Lo que parece una pregunta ociosa y manida, resulta siendo el aspecto crucial para entender el fenómeno del terrorismo zonificado en la selva y el accionar del narcotráfico. Ambos, separados o aliados, tienen casi un absoluto control de ese pedazo abandonado de territorio peruano ante la pasmosa inacción del estado.

Las palabras de don Dionisio Vilca, el padre que con recursos propios y mucho arrojo tuvo ingresar a la selva cuzqueña para buscar a su hijo policía malherido “la población tiene mucha desconfianza de los policías y soldados” (léase temor), palabras refrendadas por Hugo Chávez alcalde de Kiteni, nos grafica una realidad inexcusable. El estado sólo aparece para reprimir, luego, como ahora, tras la fallida caza de los Quispe y sus huestes, empiezan a retornar a sus cuarteles hasta nuevo aviso.

La estrategia de la guerra contrasubversiva desarrollada en nuestro país acredita el temor en las poblaciones selváticas. Etnias absolutamente desamparadas y echadas a su suerte, sumidas al albedrío de las bandas que operan en estas zonas, despojadas de sus territorios por los colonos y narcotraficantes que las necesitan para el sembrío de la coca. Sin salud, sin educación, sin obras básicas para vivir mejor. En fin, un panorama trágico que lamentablemente los gobiernos se esmeran en mantener como un diseño de desarrollo excluyente.

Sumado a esto, y producto de los bombardeos implementados por el ejército y la policía, se ha perdido parte de las cosechas de café y cacao al huir los residentes del teatro de operaciones. En poblaciones altamente vulnerables económicamente, estas perdidas resultan siendo una calamidad. ¿Está el estado dispuesto a resarcirlas como una manera inicial de reconciliación ante tanto olvido?

La tan aclamada Operación Libertad que terminó siendo una derrota para el gobierno (ocho efectivos muertos, muchos heridos, naves abatidas, dos ministros renunciantes) y triunfo de los levantados. Debe servir para replantear el esquema, no de intervención militar en la zona, sino de una política de inclusión y desarrollo que necesita la gente. Carreteras, postas, colegios, apoyo agrario, son condiciones básicas para ingresar a este excluido territorio, y estos peruanos sientan por primera vez que el estado existe.

Para implementar un nuevo modelo de desarrollo, se requieren primero voluntad política, luego escoger los hombres adecuados para diseñarla e implementarla. De la misma manera la nueva estrategia militar. Y no dejar en manos de generales que parecieran no querer derrotar al enemigo, porque con este statu quo tienen presupuestos y recursos para robar. Lamentablemente, por esta debacle ninguno esta investigado o procesado.

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