sábado, 20 de julio de 2013

MAMARRACHO QUE SE CAE DE PODRIDO

Se cae de podrido. Los titiriteros de pronto están decentitos. La inmoral elección por cuotas partidarias de los miembros del Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y el Banco Central de Reserva no resiste la indignación ciudadana. Los mismos elegidos abrumados unos y fingiendo otros, están con un pie afuera motu propio. La inusual cuatrinca orquestada por Gana Perú, Perú Posible, APGC y los fujimoristas para colocar a ciertos impresentables se desvanece en medio de la vergüenza y el repudio total.

Lo curioso es que los organizadores de este tinglado han salido expeditos a reclamarle al congreso que rectifique este mamarracho que ellos mismos orquestaron. Un Ollanta, hijo putativo de las malas artes del fujimorismo mafioso y de lo peor del alanismo cleptómano, y sin cuya licencia nada funciona, con pasmosa caradura sale a enrostrar a la bancada donde él es el mandamás. Keiko, la beata de la corrupción de los noventa, también ha salido diligente a pedir renuncias y firmas para sacar de carrera a su hombre, el abogado de su padre y de varios narcotraficantes famosos.

En este sainete surrealista aparece un PPK avergonzado, cuando su frente político fue uno de los impulsores del embrollo obsceno junto a un arrinconado Toledo que busca refugio y algo de protección para lo que se le viene. También apareció el astuto Alan todo reclamón, olvidándose que en su anterior gobierno, en el 2007, también se eligió en bloque a los miembros del Tribunal Constitucional, previa repartija. Además es un distinguido representante de esa fauna de mandatarios y políticos embusteros que han emputecido la moral y conciencia ciudadana. Ahora todos están abochornaditos, indignaditos y casi, casi ofendiditos como si hubieran perdido la virginidad abruptamente con su patético esperpento.

Cuando el país se les vino encima, los muy ladinos o muy cobardes (empezando por el difuso presidente) se lavan las manos. Todos, como en una nueva ópera de rufianes, salen sin recato alguno a reclamar transparencia a su congreso, a sus representantes, a sus inmorales que no tuvieron el más mínimo reparo en hacer lo que hicieron. Les salió el tiro por la culata. Colmada está nuestra historia republicana de episodios sórdidos e inmundos como éste. Lo afirma Alfonso Quiroz, la corrupción en el Perú no es algo esporádico, sino sistémico. Es una dolencia atávica que cargamos con mucho pesar.  


Y como en nuestro país todo está de cabeza, ganan unos y gobiernan los perdedores, roban los presidentes y van presos los pichiruches, los corruptos festinan en tanto la decencia está proscrita. Nos despediremos con algunos versos del inmortal tango Cambalache de Enrique Santos Discépolo “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador... ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor… ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón”












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