sábado, 21 de junio de 2014

GOYO: LA HORA CRUCIAL

El pedido de la fiscalía para que el presidente y candidato a la reelección del Gobierno Regional de Cajamarca Gregorio Santos, sea detenido preventivamente por dieciocho meses por supuestos delitos de corrupción, ponen al aspirante del MAS en su hora más complicada. Si prospera la solicitud, enfrentara la investigación en su contra en cárcel y lo que queda del proceso electoral. Eso puede afectar su carrera reeleccionista o por el contrario victimizarlo e impulsarla. Todo depende de lo que Ministerio Público muestre.

La argumentación de Goyo frente a esta solicitud es más que obvia: Su lucha frontal contra la minera Yanacocha que, con anuencia del gobierno, pretende ejecutar el proyecto Conga afectando el ecosistema de esa zona, le están pasando la factura. Un militante ambientalista perseguido más. Y esto sin lugar a dudas, le generarán importantes adhesiones de políticos, militantes de izquierda, algunas personalidades y parte de la población. No sería nada raro que detenido se repita el plato.

Sin embargo, su gestión está colmada de sospechas y los indicios de corrupción salpican por varios frentes. Funcionarios de confianza y un empresario de su entorno están detenidos por la misma causa, otros más están prófugos ¿a qué le temen? Todos sabemos perfectamente que donde hay dinero para obras, la corrupción calza como anillo al dedo. Más aún, cuando las ambiciones políticas los obligan a hacer caja para sostener largas y costosas campañas. Además, sólo basta observar los candidatos que ha elegido para alcaldes en varias provincias para entender la dimensión de su nuevo proyecto.


Lo indignante de este asunto es que políticos de izquierda, como Goyo y otros más, que disfrutan llamarse ser defensores de las causas populares y del medio ambiente, utilizan estos argumentos adulterando los principios socialistas, traficando con la fe de muchos jóvenes e incautos para asegurarse, como decía un eslogan político antiguo, un futuro diferente, pero para ellos. Así que con esta gente que delinque y actúa igual o peor que los políticos de derecha que dicen combatir, no nos une ningún principio político ni ideológico. Menos alguna fidelidad principista, porque ellos no tienen principios. Los corruptos deben pagar sus delitos. 

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