sábado, 29 de noviembre de 2014
SOBREVIVIENDO ENTRE
LAS CLOACAS Y LAS FURIAS
Debe de haberles dolido mucho a
los fujimoristas, que el casi incorpóreo presidente Humala, les haya dicho que
son un partido (léase una mafia) que nació de la cloaca. No es para menos. Pusieron,
como era de esperar, el grito en el cielo. Y es que el presidente en su
balbuceo le faltó precisar de qué cloaca. De la heredada del alanismo aprista
que destruyó al país en los ochentas, o del inacabable y ancestral albañal en
el que se ha convertido la política peruana desde los orígenes de esta mal concebida
república.
Pero, por las dudas, el causante
inmediato de la génesis fecal del fujimorismo salió a defender a su criatura.
Don Alan García, orondo y señorial como siempre, hizo oír su voz reclamándole
al presidente por esas expresiones ofensivas. Claro, se olvidó de las que él dijo
a sus antiguos socios de saqueo al estado, de las patadas a un pobre hombre
indefenso, de las agresiones a otro ciudadano que le dijo corrupto cuando
ingresaba a la PCM, a uno más que le espetó re- vo- ca - dor. Pero en asuntos
de cloacas Alan tiene sobrados motivos para comprarse la bronca. Después de
todo, él sumergió al otrora aprismo militante y conspirador, en las heces
nauseabundas de la política pervertida y barata que maximizó. Un adalid.
Y si algunos izquierdosos
revotaron alegres la reseña palaciega, y uno que otro dirigente sindico-popular
lo aplaudió eufórico. Moment please,
estos señores que contrabandearon los sueños revolucionarios por sus acomodos
personales, muy personales. Que denigraron el heroico origen del partido
fundado por Mariátegui, tienen su propia desagüe en el navegan vanidosos sintiéndose
los revolucionarios más pendejos e irreemplazables de esta patria mía. Otros, con algo de roche, se hicieron los
suecos y callaron. Por algo será.
He ahí la molestia fujimorista.
Ellos pensaron que eran los abanderados de la fetidez, pero descubrieron que en
el Perú los poderes del estado, los partidos políticos, organizaciones
sindicales, el fútbol, los frentes regionales, las municipalidades, etc. son
una lucrativa cloaca en la que prosperan felices. Nosotros sobreviviendo entre
vómitos y furias. Hasta cuando, bueno, bueno. Y que no nos vengan con el cuento
que hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. En este país se han
roto todos los récords de la estúpida resistencia humana y aún no estamos en el
Guinness. Pero si de algo sirve, que México nos sirva de espejo.
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