martes, 3 de agosto de 2010

Keiko Fujimori acaso nunca se preguntó de dónde obtenía Alberto Fujimori, su benevolente padre, el dinero que ella y sus hermanos recibían para costearse sus dispendiosos estudios en Estados Unidos. Ignoraba tal vez que renunció al sueldo de presidente y que sus recursos personales eran teoricamente escasos. Qué pensó cuando expulsaron a su madre del poder, espacio que luego ella ocupó sin remordimientos, cuando denunció la corrupción en las donaciones a cargo de la familia Fujimori.

Las respuestas que ensayó para justificar a su ladino progenitor fueron disímiles y contradictorias desde que la ex Fiscal Nelly Calderón ordenara en el 2001 abrir investigación a los hermanos Keiko, Hiro, Sachi y Kenyi por ser cómplices de enriquecimiento ilícito e indagar el origen de los fondos que pagaron dichos estudios.

Primero afirmó muy suelta de huesos, cuando muchos de los latrocinios patrocinados por su padre y Montesinos eran evidentes, que fueron sus abuelos maternos los que sufragaron sus gastos universitarios. Sin embargo, las declaraciones dadas por su propia madre Susana Higuchi ante la Fiscal Superior Gladys Echaiz desbarataron su primera coartada.

Luego su defensa dio un giro imprevisto. Ahora era su tía Rosa Fujimori la que hizo un supuesto préstamo de US $150 mil. Pero, tal como lo denunció en su momento su progenitora, ese dinero correspondía al desvío de fondos de las donaciones japonesas a la ONG Apenkai que la familia Fujimori manejaba desde Palacio de Gobierno, todo probado por la fiscalía en su momento ya que la tía tampoco contaba legalmente con ese caudal en sus arcas.

Otra alucinante respuesta de la candidata fue que los estudios de ella y sus hermanos se sufragaron con la venta de un inmueble por US $ 650 mil. Para entonces Keiko y Hiro ya habían egresado de las universidades y el dinero recibido por los dos hermanos restantes nunca fueron a las cuentas de la universidad, sino sospechosamente una de ellas terminó en la cuenta del prófugo Víctor Aritomi, cónyuge de Rosa Fujimori, ambos evadidos de la justicia peruana.

Tras todas las evidencias y el tiempo transcurrido adrede, dos fiscales han decidido no formular acusación penal contra los hijos de Fujimori. Pero está clarísimo que Keiko sabía perfectamente el origen ilícito del casi un millón de dólares que costó su profesión y la de sus hermanos. Fue dinero robado por su padre al pueblo peruano y suministrado sigilosamente por Montesinos tal como él mismo lo declarara.

Esta candidata le debe al país sus exclusivos estudios en el extranjero a costa del pillaje paterno y de su colaboración personal. La fortuna de Alberto Fujimori y toda su familia fue resultado del latrocinio sistemático a un país que confió en ellos. Y que hoy pasado un decenio quiere llegar nuevamente al poder en medio del olvido y la estupidez nacional. Empleando sin empacho la riqueza asaltada para financiar la campaña de quien sólo promete, si gana, indultar a uno de los mayores atracadores de nuestra historia. Su papi.


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