domingo, 8 de septiembre de 2013

TRES TRISTES TIGRES
El laberinto financiero y verbal de ex presidente Alejandro Toledo, acaba de instalarlo en una situación bastante peliaguda. Sospechosas y millonarias sumas de dinero depositadas en una empresa creada ex profesamente para evitar ser detectados utilizando, al quebrado empresario judío Josef Maiman y como probable testaferro a su anciana suegra, la señora Eva Fernenbug, quien inclusive afirmó que sus ingresos no eran por indemnizaciones recibidas por ser víctima del holocausto, desmintiendo así a su queridísimo y suertudo yerno.
Y es que Alejandro Toledo, fiel a su chabacano estilo, dice tantas incoherencias o mentiras mal elaboradas que necesita hasta tres traductores para organizar su espantoso argumento de defensa. Dice, luego se desdice, afirma categórico, para luego negarlo con eufemismos absurdos. Ahora con sus oscuros secretos financieros, ventilándose públicamente y el saludable empeño del fiscal (empeño que debería poner también en otras investigaciones de corrupción) nos acercan a la repetida realidad de otro ex gobernante más corrupto. 
Demócratas y dictadores se comportan por igual en un país desarticulado y devastado moralmente, todos ladrones sin una pizca de vergüenza. Esa es nuestra tragicomedia republicana. El dizque cholo sagrado, quien desempeñó un valioso papel en la derrota de la dictadura infecta, junta a un país indignado, está resultando uno más de los muchos rufianes que nos han gobernado. Con el agravante que él tenía, más que todos los demás, la obligación de administrar el estado impecablemente, pues la lucha nacional fue contra una mafia que asaltaba impunemente el erario público y requeríamos una urgente profilaxis.
El primer mandato de Alan García estuvo patentado por un sinnúmero de actos de corrupción que nunca fueron investigados a cabalidad y otros archivados. Así de sencillo. Alan huyó y se refugió en Colombia. Luego se marchó a Francia, compró departamento en una zona exclusiva de París, esperó que prescriban sus delitos, regresó al país. La gente como siempre olvidó y nuevamente fue elegido presidente, y en este segundo mandato las denuncias por corrupción no son pocas. Pero como administra una vigorosa maquinaria camuflada en la fiscalía y el poder judicial, no tiene tan mala suerte como Toledo a quien el mismo Fiscal de la nación le hace las pesquisas para atraparlo.
Del reo Alberto Fujimori y su siamés Vladimiro Montesinos, los actos de corrupción que ejecutaron sin desparpajo alguno, se registran en copiosas investigaciones y archivos policiales y judiciales. La troika dictatorial le entró a todas las malas artes del dinero sucio y mal habido: cupos al narcotráfico, aviones burrier y buques de la marina por igual, extorsiones a empresarios opositores para no ser injustamente enjuiciados, robo a los presupuestos del estado, levantaron donaciones, lavaron dinero, adquirieron millonarias propiedades, etc, etc. La lista es larga y oprobiosa, además de vergonzosa.  

Esta es la catadura de nuestra clase política y el cimiento moral de estos tres ex presidentes. Tres tristes tigres que con sus pillerías han envilecido a un país que depositó su fe y esperanza en ellos. Ollanta Humala que ahora nos representa, y que con toda la naturalidad del mundo abandonó sus promesas para abrazar fervorosamente el programa de los derrotados, no va a ser una excepción, una pésima señal es la nula lucha contra la corrupción.  Más aún cuando ya están calculando posible candidaturas para el 2016 y eso requiere ingentes cantidades de dinero para solventarlo.  

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