sábado, 29 de marzo de 2014
HAGAMOSLE FRENTE AL EL FRENTE AMPLIO
El Frente amplio es un sueño, una ambición. Un necesario y urgente sueño
que tenemos que plasmar. Es electoral y por lo tanto coyuntural, pero vital
para la subsistencia política de la izquierda y para, a partir de allí,
construir las bases de una nueva alianza encarando el futuro. Una apuesta
difícil y muy complicada por la pulverizada gama de organizaciones de índole
socialista, pero factible si se sustenta sobre principios y en los hombros de
personas honestas. De lo contrario, será un saludo más, de los tantísimos
saludos izquierdistas, a la trillada bandera de la transformación y ese
discurso reiterativo.
Ardua tarea porque implica derrotar viejos atavismos
de los anquilosados camaradas y sus organizaciones partidarias. Sus
hegemonismos fútiles, esos caudillismos feudales, y sectarismos
aniquiladores que ha engendrado y vigorizado el primitivo pensamiento anti
dialéctico de parcela. Pensamiento y praxis que solo han contribuido a
pulverizar, aún más, los ya
desnutridos partidos de izquierda. Vencer y convencer a estos arcaicos líderes
y a sus añejas prácticas, es el requisito necesario para poder soñar con el
Frente Amplio, que tanto exigen los sectores populares de nuestro país.
Una amplia convocatoria que no excluya a nadie. Todos
son importantes y necesarios. Militantes de izquierda, simpatizantes,
independientes, intelectuales progresistas, ciudadanos
honestos. Y todo
aquel que sienta la agresión y exclusión de un sistema inhumano y desee uno
mejor. Sin perder de vista que esta alianza, por ser electoral, tiene muchas
debilidades y limitaciones. Pero el sólo acto de madurez política
de forjarlo es un gran paso. La experiencia de IU de los ochenta es muy
ilustrativa. Un gran auge político y electoral derrotado por las encarnizadas
pugnas de los señores feudales dueños cada uno de su írrita verdad.
Al proclamar el MAS en Chota a su candidato de marras,
sólo
demuestra esa irreductible voluntad por mantener el statu
quo de conveniencia y sacar
ventajas electorales donde pueda. Sin embargo, aún hay tiempo para atreverse a
hacer frente al inmenso reto de forjar el Frente Amplio. Que renueve y alimente
expectativas y se convierta en el sostén de la lucha por el cambio y contra la
corrupción. Es el momento de las decisiones trascendentales. Un gesto para el
país y Chota, para la juventud y para el futuro. De lo contrario, el
destino de la izquierda peruana está ya
trazado por sus mismos líderes. Mayor fragmentación y una absurda mimetización
que sólo sirve
para la sobrevivencia de su nomenclatura dirigencial sin importarles el
movimiento popular.
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