sábado, 29 de diciembre de 2012
CHOTA: ENTRE EL PESAR
Y EL OLVIDO
Adiós al año 2012. Y Chota, la
heroica e indomable, la culta y adelantada. La orgullosa de haber fecundado
hijos bizarros a quienes no se les pisa el poncho. Cuna de Pedro
Tantallatas y del maestro y coronel Manuel Becerra, del plenipotenciario José
Osores y Eleodoro Benel. De combatientes anónimos contra la invasión chilena y
de las Rondas Campesinas, naufraga como un triste barco desamparado a la
deriva.
Desgraciadamente, las autoridades
elegidas no han estado ni están al ritmo que evidencia Chota en su particular
crecimiento. Existe una tremenda improvisación, ignorancia y mucho de dudoso en
las escasas obras que se ejecutan. El balance marca rojo desde hace décadas. Todo
un récord. Y pareciera que cada autoridad nueva elegida (específicamente los
alcaldes) se han esforzado por ser cada una de ellas peor que la anterior. Así
que no nos sorprendamos si se reelige algún inútil y rapaz que ya gobernó la
ciudad y aparece con aires de benefactor.
La visión mercantilista de estos
señores (todos sabemos cuánto gastan en sus campañas y cuánto perciben de
ingreso por los cuatro años de gobierno) que ven al municipio como un botín y
por lo tanto se apuran en recuperar lo más pronto posible su inversión para
luego acumular ganancia. Favorecen a ciertas empresas (sus socios tras
bambalinas) para ejecutar las obras con jugosas comisiones para el alcalde. Lo
mismo hacen con otros presupuestos como el del vaso de leche y obras nunca
ejecutadas pero esfumados los presupuestos. Esta es una dinámica infecta que se
trasmiten de unos a otros con sospechosa celeridad. Hasta existe una tarifa establecida
para acceder a una obra: el 20%. Nada menos.
Sumado a la corrupción se suman
otros males. Falta de un plan de desarrollo integral que ordene el crecimiento caótico
de la ciudad, agua permanente en los domicilios, asfaltado de calles, la
limpieza de los ríos contaminados, mantenimiento de vías a las comunidades y
construcción de postas y escuelas, protección de áreas ecológicas. Etc. Todo
esto sumado a la tozuda espontaneidad del alcalde sujeta a su estado de ánimo. A
la prepotencia que abona el dinero sospechosamente mal habido.
Chota naufraga y los chotanos
convivimos placenteramente con esa debacle. No honramos nuestro origen. Damos
lástima. ¿Dónde se esconde el rebelde chotano para hacer respetar su terruño?
¿Cuántos herederos del coraje que nos hizo famosos todavía quedan? ¿Y nuestras
justicieras Rondas Campesinas? Nada. Nos hemos convertido en una burda
antítesis de lo que proclamamos. En una falaz caricatura que no tenemos vergüenza
en ostentarla. Pues nuestro nuevo paradigma es la indiferencia y la coexistencia
interesada con la corrupción y ineptitud.
¿Cuáles son las expectativas para
este nuevo año? Espero equivocarme, pero ninguna. Será más de lo mismo. Y
cuando se acerque las nuevas elecciones municipales, entonces empezará el
festín. Dilapidarán los millones robados para reelegirse. El “heroico” chotano “analizará”
tozudamente que candidato obsequia más
para darle su voto y la historia se repetirá nuevamente. Y mientras muchos sobrecogidos
miran la remozada y casi femenil cara del burgomaestre, el rostro de Chota
sucumbe de amargura entre el caos y la improvisación, entre el pesar y el
olvido por la ingratitud de sus hijos.
Quebrada Colpamayo totalmente contaminada por los deshechos del camal.
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